Los estudios novohispanos en la obra

de Mauricio Beuchot y los orígenes

de la hermenéutica analógica

New Spanish Studies in the Work

of Mauricio Beuchot and the Origins

of Analogical Hermeneutics

Luis Aarón Jesús Patiño Palafox

Universidad Nacional Autónoma de México /

Universidad Autónoma del Estado de México, México

lapp1979@gmail.com

Resumen: El presente trabajo busca analizar la relación de la propuesta de hermenéutica analógica de Mauricio Beuchot con sus estudios previos publicados para documentar la historia de la filosofía novohispana, encontrando en éstos la raíz de la famosa propuesta Beuchot.

Palabras clave: Beuchot, hermenéutica analógica, filosofía novohispana.

Abstract: The present work seeks to analyze the relationship of Mauricio Beuchot’s analogical hermeneutics proposal with his previous published studies to document the history of New Spain philosophy, finding in these the root of the famous Beuchot proposal.

Keywords: Beuchot, Analog hermeneutics, New Spain philosophy.

Recibido: 26 de julio de 2024

Aprobado: 4 de septiembre de 2024

DOI: 10.15174/rv.v18i35.808

Introducción

Mauricio Beuchot es uno de los filósofos de habla hispana más importantes y reconocidos a nivel nacional e internacional. Es autor de una obra amplia y sólida que ha abarcado traducciones, libros de autoría personal, capítulos, artículos en revistas especializadas y demás. Su obra Tratado de hermenéutica analógica. Hacia un nuevo modelo de interpretación¸ publicado en 1997 –con diversas reediciones– es su trabajo más reconocido y del cual han derivado otros escritos del autor, en los que se ha llevado esta propuesta a otras áreas filosóficas y de análisis en que el propio Beuchot ha dado explicaciones y detalles de la propuesta, la cual ha sido discutida y comentada ampliamente tanto en México como en otros países. Sin embargo, a pesar de la clara innovación que ha supuesto el Tratado de hermenéutica analógica –que con buenas razones ha centralizado la atención de la obra del autor–, en nuestra lectura hay ya claros antecedentes de la propuesta en la misma obra de Beuchot; en específico, en sus trabajos sobre la historia del pensamiento filosófico virreinal, que precedieron a la publicación del Tratado y adelantaban discusiones importantes sobre cuestiones como el método e interpretación;1 estos se enfocan en un periodo de la historia de la filosofía mexicana en el que la aportación de Beuchot ha sido incuestionable y que conecta con la formación medievalista del autor.

Esta última se hace presente en estructura argumentativa del texto, desde la idea misma de tratado, que era el tipo de texto más complejo en la filosofía medieval; posteriormente, en un sentido similar, se van presentado las definiciones y conceptos generales para ir descendiendo a las definiciones particulares. Por ello, consideramos que sin este bagaje medievalista, no podríamos entender el desarrollo argumentativo de la hermenéutica analógica. Así, en esta participación, trataré de mostrar la relación entre la propuesta de hermenéutica analógica y la obra novohispanista de Beuchot, la segunda como un antecedente de la primera.2

Para desarrollar nuestra propuesta, se analizarán los siguientes temas, en este orden: una revisión breve de la propuesta del Tratado de hermenéutica analógica, los orígenes de la misma y, finalmente, los estudios novohispanos de Beuchot.

Beuchot y el Tratado de hermenéutica analógica. Generalidades de la obra

Para nuestro análisis se utilizará la última edición del libro, de 2019, que es la reimpresión de la quinta edición, en la que se han integrado secciones puestas paulatinamente a partir de la segunda edición. Estos agregados, el propio Beuchot los detalla en los proemios:

La propuesta presentada en el tratado de Beuchot busca ofrecer herramientas para la interpretación de textos, así, en palabras del autor, se afirma lo siguiente: “La hermenéutica analógica pretende colocarse como alternativa entre el univocismo y el equivocismo”. (Tratado de hermenéutica analógica 13).

Estos puntos han sido explicados en otros trabajos de Beuchot, aunque en esta obra se desarrollan de manera mucho más precisa. Se integra también una de las tesis que subyacen a todo el tratado, bajo el supuesto de que ha habido alguna forma de analogía a lo largo de la historia de la filosofía y la hermenéutica misma se ha desarrollado a lo largo de esta historia, con distintas características, pero presente desde la antigüedad hasta nuestros días. El trayecto analizado por Beuchot da cuenta de un conocimiento amplio de la historia de la filosofía, lo mismo antigua que medieval, moderna y contemporánea.

Resulta también importante ver la manera en que se presenta de forma general a la hermenéutica,3 discutiendo si debe ser vista como ciencia o como arte. En la línea de puntos medios, que marca la filosofía de Beuchot, se le considera como ambas opciones, según el enfoque y utilización que se haga de ella.

Esto lo explica en el Tratado:

¿Es la hermenéutica ciencia o arte? Ciertamente dependerá de lo que entendamos por una y otro. Si entendemos, con Aristóteles, la ciencia como un conjunto estructurado de conocimientos en el que los principios dan la organización a los demás enunciados, aunque sin la rigidez de la axiomática aristotélica ni de la moderna –sino que podría irse enriqueciendo el sistema tanto inductiva como deductivamente–, podemos considerar como ciencia a la hermenéutica ya que tiene ciertos principios (unos cuantos) que le sirven para estructurar lo que va aprendiendo acerca de la interpretación de los textos. Por otra parte, si entendemos –igualmente con Aristóteles– el arte o la técnica como el conjunto de reglas que rigen algo, podemos entender la interpretación como un conjunto de reglas que se va incrementando al paso de la experiencia interpretativa nos enseña y alecciona, y como una aplicación bien adaptada de los principios y leyes generales que la hermenéutica va agrupando en cuanto ciencia. Con ello podemos ver también la hermenéutica como arte (Beuchot, Tratado de hermenéutica analógica 19-20).

Resulta muy importante explicar qué entiende Beuchot por el multivocismo y equivocismo que se buscan superar con la propuesta hermenéutica. Para esto tratado nos deja algunas secciones concretas, primero, en el capítulo ii, en la sección “Las dos hermenéuticas extremas: la univocista y la equivocista” y en el Apéndice 1, titulado “Hitos en el camino histórico de la hermenéutica hacia una hermenéutica analógica”. El primero es una explicación muy general, el segundo es una explicación más amplia que ubica distintos momentos en la historia de la filosofía en que la hermenéutica se ha presentado desde el enfoque analógico. Ya desde aquí Beuchot se separa de manera tajante de la univocidad, de la cual considera, va contra la hermenéutica misma. Afirma Beuchot:

La postura univocista de la interpretación única está negando de hecho la hermenéutica, porque ésta sólo puede darse y operar cuando hay múltiple sentido, polisemia, y esa postura en el fondo sostiene que no hay polisemia posible, diversidad de sentidos, sino que todo se resuelve en una sola interpretación, la cual destruye a toda otra y, por lo demás, si se tiene el método adecuado, se tendrá esa comprensión sin necesidad de recurrir a las otras ni contrastarla con las otras, por lo que, más que interpretación, es captación mecánica o directa de sentido (Tratado de hermenéutica analógica 39).

A este tipo de hermenéutica la asocia con momentos como el renacimiento y el positivismo. La asociación con el primero resulta interesante, pues, resalta más la tesis que señalamos antes, centrada en la base aristotélica y medieval del autor –él mismo señala esta influencia–, con la que relaciona antes al pensamiento analógico. Afirma:

La hermenéutica unívoca resurge con los humanistas del Renacimiento. Es la idea de la filología científica, cuando prosperan las ediciones críticas, los comentarios históricos, etcétera. También es cuando los reformadores prohíben la exégesis alegórica de la Biblia y tienden más a la literal. Es el inicio de la modernidad, tan amante de la univocidad y tan poco comprensiva con la analogía (Tratado de hermenéutica analógica 225).

Pasemos ahora a la explicación sobre el equivocismo, al que dedica importantes explicaciones y algunas aseveraciones destacables. Así, apunta que:

Por otro lado, la postura equivocista de la interpretación infinita o indefinida acaba también por destruir la hermenéutica. Todas las interpretaciones (o casi todas) son válidas, al infinito, o, por lo menos, no se puede decidir cuál de las dos interpretaciones rivales es la correcta, con lo cual la polisemia se vuelve irreductible, sin posibilidad de comprensión. Hay tantas interpretaciones válidas que llevan a que ninguna lo es, terminan por arrancarse toda validez la una a las otras. Hay tantas interpretaciones que no se alcanza la comprensión, y con ello, tampoco hay lugar para la hermenéutica (Tratado de hermenéutica analógica 39).

Esta explicación nos lleva al fondo del problema que realmente preocupa al autor, el cual desarrollará plenamente a lo largo del libro: la tendencia a caer en interpretaciones cerradas o, en el otro extremo, a interpretaciones muy abiertas, ya sea tras la renuncia a la verdad o el exceso de interpretación, las cuales no llevan a algún tipo de conocimiento sólido. Esto se explicará como una tendencia donde domina el relativismo absoluto.

La vinculación a periodos concretos de la historia de la filosofía no es casual, pues, con ello se manifiesta la lectura realizada por Beuchot, que entra al debate actual de la filosofía a nivel general, alejándose de algunas premisas de corrientes posmodernas que niegan la verdad en sí misma para afirmar la primacía de la mera interpretación y el presupuesto de toda ausencia de posible verdad y de relativismo absoluto. Ante esto, se propone el modelo analógico. ¿En qué consiste? Veamos la explicación dada por Beuchot:

La analogía consiste en evitar la tan temida unificación o identificación simplificadora, la monolotización del conocer la entronización parmenídea de la mismidad; pero también consiste en evitar la nociva equivocidad, la entronización heraclíntea de la diferencia, la coronación del relativismo, que es otro monolitismo, sólo que atomizado […] El univocismo es un monolitismo, y el equivocismo es un univocismo atomizado, un monolitismo roto en fragmentos igualmente monolíticos, es un archipiélago (Tratado de hermenéutica analógica 43).

Esto adelanta el núcleo de la explicación que hará sobre la interpretación analógica. Desde la pregunta precisa por el qué es y cómo se haría una interpretación analógica, Beuchot reflexiona:

Lo primero que dará una hermenéutica analógica será una acrecentada conciencia de que no se puede alcanzar una interpretación perfectamente unívoca del texto. Pero no por ello nos hemos de lanzar, desesperadamente, a una interpretación equivocista, totalmente ambigua, vaga, subjetiva, relativista (Tratado de hermenéutica analógica 58).

La explicación sobre esta hermenéutica y su método nos va a ubicar en problemas claves para la discusión. Uno de ellos está en los elementos que construyen de la interpretación, que son el intérprete, el texto –intentio auctoris– y la intención del autor –intentio lectoris–. En el Tratado se busca equilibrar estos tres elementos, que suponen cuestiones tan importantes relativas a la objetividad y subjetividad en el ejercicio interpretativo, pues, según se asevera en la obra, ni todas las interpretaciones son subjetivas ni todas son plenamente objetivas. Por ello, la interacción equilibrada de estos tres elementos resulta clave para la propuesta de Beuchot, que considera que “el criterio de verdad de la interpretación es la intención del autor, pero ésta no es plenamente alcanzable, nuestra subjetividad se inmiscuye siempre (aunque no al grado de tergiversar esa intención y hacerla inalcanzable)” (Tratado de hermenéutica analógica 56).

Esto se va a explicar claramente más adelante. Ya vimos antes que la interpretación analógica, gracias a la prudencia y sutileza que la deben caracterizar, aceptaría las limitaciones del intérprete y se separa del univocismo y el equivocismo. Veamos el ejemplo utilizado Beuchot, en que se aprecia con más claridad la aplicación de lo expuesto hasta ahora. El filósofo retoma el emblemático texto “Diálogo de los doce”, conocido como “Coloquio de los doce” –compilado por Bernardino de Sahagún, estudiado previamente autores como Ezequiel A. Chávez y Miguel León-Portilla–. Hay que decir que sobre la veracidad de este texto ha habido ya discusiones, se debe considerar seriamente la cuestión de si realmente hubo un encuentro en evangelizadores y tlamatinimes e incluso qué hay en el texto de histórico y qué de literario. A esta complejidad del célebre texto se debe agregar la composición lingüística del mismo, pues se trata de uno de los varios trabajos del siglo xvi que integró la lengua castellana y la lengua indígena gracias a un complejo proceso de traducción, con temas de evangelización y de un posible encuentro entre frailes e indígenas; en otras palabras, se trata de un texto cuyo contexto y escritura suponía un esfuerzo hermenéutico complejo, que, a su vez, resulta en un reto para el estudioso actual. Por ello, surgen preguntas que van desde la similitud o semejanza entre los conceptos de una lengua a otra, o el conocimiento verdadero de la lengua indígena por parte de los frailes o de la visión religiosa de la otra parte, la veracidad de la traducción y conversión de esto a texto escrito, etc.

Desde aquí se muestran ya algunas problemáticas emanadas del enfoque hermenéutico univocista o equivocista, a lo cual se propone como respuesta la interpretación analógica. En este caso, el equivocismo negaría toda posibilidad de este conocimiento sustentante para las preguntas señaladas, mientras que el univocismo dejaría la prioridad a uno sólo de los sujetos en cuestión, esto sólo respecto a los sujetos involucrados en el siglo xvi, lo que nos deja en el nivel de texto y su autor, por lo que faltaría el nivel del intérprete. En cuanto al texto como objeto de análisis –desde la interpretación–, se trata también de un caso de difícil abordaje debido a la serie de aspectos que se requieren para leerlo filosóficamente y no sólo como texto histórico, evangélico o literario. Así, una aplicación de la hermenéutica debería permitir una interpretación de los sentidos de la obra. Beuchot lo explica de la siguiente manera:

Supongamos, pues, que estamos interpretando un texto histórico o historiográfico, por ejemplo, el diálogo que, después de la conquista de México, llevaron a cabo doce tlamatinimes con los misioneros españoles, el famoso “Diálogo de los doce”. Una actitud univocista llevaría al referencialismo y nos inclinaría a buscar con toda objetividad los hechos a los cuales alude, esto es, la referencia o los referentes. Pero una actitud equivocista nos inclinaría –al revés– a desatender la referencialidad para buscar sólo el sentido que pudo tener para aquellos que estuvieron involucrados en esa acción o evento. En cambio, una actitud analogista nos lleva a tratar de involucrar ambas cosas, referencia y sentido, y aun a dar predominio a este último. Es cierto que tenemos que analizar la objetividad del texto que se presenta; si corresponde a un hecho que se dio o es simplemente ficticio; e incluso asumir la carga de ficción (reconstrucción) que conlleva respecto de los hechos, pero, sobre todo, nos debe mover a tratar de comprender el sentido que se dio allí, tratar de iconizarnos por analogía, a lo que estuvo sucediendo allí a nivel humano, simbólico” (Tratado de hermenéutica analógica 58-59).

Tenemos hasta aquí una exposición general de la propuesta de interpretación analógica, ya plenamente desplegada en la obra principal de Beuchot. Una primera lectura del texto lo ubica en la discusión contemporánea, pues las referencias bibliográficas son de Eco, Ricoeur, Pierce y demás; pero la lectura muestra otras que vienen de corrientes filosóficas previas de gran interés, principalmente medievales y novohispanas, que son relevantes para entender algunos aspectos teóricos y de contenido de la obra, como trataremos de mostrar a continuación.

Beuchot sobre los orígenes de la hermenéutica analógica

El capítulo de Beuchot “La figura de Juan David García Bacca y su influencia en la Filosofía Mexicana” se integra en el libro Filosofía Iberoamericana. El caso de México, de reciente publicación. El título de este escrito es engañoso, pues, en él se muestra, por declaración personal del autor, momentos determinantes en la formulación de la hermenéutica analógica, recuperando para ello la figura del exiliado español, a cuya obra el autor dedicó parte de su trabajo, como lo veremos ahora.

Es relevante que se señale que García Bacca acuñara el concepto de sentido plan vital de los sistemas filosóficos, pues se plantea la relación entre un sistema filosófico cualquiera y la forma de vida. La idea resaltada por Beuchot es la de plan vital, similar a “horizonte”, lo que nos va a llevar al muy significativo concepto de sentido. Entonces nos explica lo siguiente:

En efecto, García Bacca escribió un libro en 1945 con el título de Filosofía en metáforas y parábolas. Introducción literaria a la filosofía. En este se vale de las metáforas porque es la manera de decir una cosa por otra, y la parábola es una figura geométrica que llega de manera indirecta a lo que se tiende. […]

Distingue entre significado y sentido, de manera parecida a Frege, con cual el significado es la referencia y el sentido es la “condimentación” que se pone a esta otra. El significado es, para él, unívoco, y el sentido es múltiple y puede dar lugar a diversas interpretaciones. El sentido, aunque sea múltiple, no altera el significado que sigue siendo el mismo, pero puede tener diversas presentaciones. Así, en ese libro presenta el sentido de las corrientes filosóficas, por ejemplo, de la griega y la romana. Habla del sentido que tienen las filosofías y señala que se refieren a la misma realidad, pero que la presentan de diversas maneras, de ahí su riqueza. Eso evita que se caiga en el relativismo y el escepticismo (“La figura...” 54-55).

Desde esta afirmación se puede apreciar el vínculo con la propuesta hermenéutica, llamando la atención el acercamiento a la literatura como vía importante, pues, recordemos que se hacen señalamientos en ese sentido en el Tratado. Pero nos va a dar también otras precisiones significativas para nuestro argumento central en torno a los orígenes de la propuesta hermenéutica beuchotiana. Dirá más adelante:

En 1992, la revista Anthropos –de la editorial Barcelona que llevaba el mismo nombre– hizo un número en homenaje a Juan David García Bacca. Se me pidió una colaboración, y envié un artículo sobre la introducción de la lógica matemática o simbólica por parte de García Bacca. Este me envió una carta escrita a mano, con una calografía temblorosa, pues ya era un anciano y, de hecho, ese mismo año murió. En esa carta me animaba a trabajar por la modernización de la filosofía nuestra. Y eso me estimuló a continuar con mis investigaciones sobre la hermenéutica y sobre un tema en el que él profundizó mucho, que era el de la analogía. Su influjo desembocó en una propuesta que presenté en el congreso grande de la Asociación Filosófica de México en 1993, con el título de hermenéutica analógica4 (Robles et al 57-58).

Lo cual pone la fecha de 1993 como la primera en que se mencionaba directamente el concepto de analogía de la mano de la hermenéutica, es decir, la primera enunciación de lo que se desarrollaría a cabalidad en el Tratado. Hay que resaltar que el propio autor señala la ubicación de la obra mencionada de García Bacca como parte de su trabajo de época mexicana. A este enfoque mexicano volveremos más adelante. Pasemos al trabajo previo novohispano de Beuchot.

Los estudios novohispanos y las raíces

de la hermenéutica analógica

Hay que remontarnos al libro Estudios de historia y de filosofía en el México colonial, publicado por la Universidad Nacional Autónoma de México en 1991, el cual se conecta, a su vez, con una importante tradición de pensamiento: la historia de la filosofía en México en su vertiente novohispana, en la que ha habido muchos trabajos monográficos pero pocas historias en sentido estricto.

Beuchot mismo continuó con esta línea en otros trabajos semejantes que deben verse junto a este primer trabajo de 1991, como lo son Historia de la filosofía en el México colonial, publicado por Herder en 1996 y Significados del pensamiento novohispano, publicado por NUN en 2020. En el primero de estos trabajos, dentro de una sección historiográfica, son analizados debates como el de Agustín Rivera y Agustín de la Rosa, sumados a la mención a importantes autores como Emeterio Valverde Téllez, Samuel Ramos, José María Gallegos Rocafull o Leopoldo Zea –a José Gaos lo menciona también, aunque a lo largo del texto más que en una sección específica–, entre otros. Debemos enfatizar esto, pues, sin ello no se podría entender la necesidad de formular principios y métodos para una mejor lectura e historia de la filosofía virreinal.

En los autores mencionados había claras tendencias filosóficas y de interpretación que se reflejan en sus respectivos trabajos de historia de la filosofía mexicana, acordes a las tendencias filosóficas de los autores.

Por ejemplo, Ramos leería esta historia con una perspectiva moderna claramente cargada hacia el siglo xx, con énfasis en la cultura mexicana de su época, comprensible desde su obra El perfil del hombre y la cultura en México, con un claro distanciamiento intelectual hacia la Nueva España, periodo valorado desde la independencia y el paulatino giro moderno que se fue conformando hacia finales del siglo xviii. No en vano afirma Beuchot sobre Ramos que, “se muestra duro con la filosofía escolástica benévolo con la moderna, aunque se nota que no conoce muy bien la primera” (Historia de la filosofía en el México colonial 34).

Por su parte, Zea hizo –propiamente hablando– una historia de la filosofía mexicana, aunque trató varios de esos temas, principalmente en sus textos de juventud aparecidos en revistas y con un enfoque político más cercano al siglo xx y la Revolución mexicana, la cual está presente en su célebre investigación sobre el positivismo en México; todo esto fue previo a su consolidación como promotor del gran proyecto filosófico latinoamericanista de la segunda mitad del siglo xx. Sin embargo, para nuestro tema de investigación, Zea no fue especialista en el pensamiento virreinal, ya que centró su lectura en el periodo de las emancipaciones hispanoamericanas más que en la historia de esta época.

En el caso de Emeterio Valverde Téllez, figura pionera de los estudios de la historia de nuestra filosofía, de manera opuesta, fue alguien vinculado por razones biográficas e intelectuales a la filosofía escolástica, además de un fuerte crítico de la tradición liberal y aún más del positivismo reinante en su época. No obstante, en términos de investigación, el trabajo de Valverde fue sólido, abarcando lo bibliográfico y lo monográfico, con un giro particular hacia lo que presentó como crítica filosófica; es decir, un ejercicio de análisis netamente filosófico, considerando elementos argumentativos y doctrinales de la corriente en cuestión, haciendo él mismo un ejercicio de este tipo sobre las corrientes filosóficas presentes en México en su época y dejando un análisis desde su postura escolástica y una documentación sobre las corrientes, personajes y obras que compartían espacio intelectual en ese momento. Para el área que nos interesa aquí, este antecedente escolástico en el autor es determinante en términos historiográficos y metodológicos, ya que ese vínculo es que le permitió no sólo valorar de manera más afín al periodo novohispano, sino también entenderlo desde dentro, con las herramientas y conocimientos lingüísticos –uno de los primeros obstáculos de acceso a la obra de la época antes de que hubiera acceso a traducciones de muchas de esas obras–, teológicos e históricos que lo pusieron en una perspectiva distinta al enfoque moderno que dominaría después en las historias de nuestra filosofía.

Este segundo trabajo histórico de Beuchot, Historia de la filosofía en el México colonial, es un libro mejor acabado y desarrollado en términos de una estricta historia de la filosofía; sin embargo, y partiendo del descuido que en general se había tenido en los estudios de historia de la filosofía mexicana hasta esa época, la recuperación del tema en un libro especial era muy meritoria, vinculando las investigaciones de Beuchot con una línea de trabajo que ha seguido posteriormente a través de ensayos, obras monográficas, traducciones y demás, en parte posibilitados por las cuestiones que se hicieron evidentes en Estudios de historia y de filosofía en el México colonial, como la primordial en torno a la metodología y la traducción de textos. Por otra parte, tiene el valor de ser un trabajo en parte histórico y en parte un ejercicio de reflexión sobre el desarrollo de la historia filosófica novohispana a la luz del desarrollo que Beuchot dio posteriormente a su propuesta de hermenéutica analógica, desde la cual ha realizado análisis diversos debido a las posibilidades metodológicas de la propuesta, señaladas anteriormente.

Es decir, el valor del texto Estudios de historia y filosofía en el México colonial no es menor, pues, en él se plantearon inicialmente puntos que se desarrollarían mucho más ampliamente a partir de la primera edición del Tratado de Hermenéutica Analógica. En el primer libro aparecen dos capítulos nodales para nuestra discusión, el primero y segundo del libro, respectivamente titulados “Hacia una metodología de la historia de la filosofía en el México colonial” y “Acerca de la traducción y comprensión de textos filosóficos latinos coloniales”. Se nos podría cuestionar el para qué ir tan atrás, cuando algunas de estas preguntas se han desarrollado de manera más precisa posteriormente; la respuesta está en que más allá de ese desarrollo en el Tratado de Hermenéutica Analógica, en esta obra se verían como parte de una propuesta filosófica más general y teórica, sin considerar que los cuestionamientos a los que dicha propuesta daba respuesta estaban en estas obras previas que buscaron cimentar la documentación sobre la filosofía virreinal. Por lo que vale la pena analizar individual cada capítulo de manera individual.

Comenzaremos con “Hacia una metodología de la historia de la filosofía en el México colonial”. La estructura misma del texto es llamativa, pues, se inicia con una discusión metodológica en vez de entrar directamente al tema. Esto es importante, pues, ante la historia de la filosofía en general, los retos metodológicos e interpretativos son complejos, encontrándose el investigador ante retos conceptuales, lingüísticos e históricos que llevan a dudas sobre nuestro acceso fidedigno a esa historia. En el caso de los estudios de historia de la filosofía en México, dado su relativa novedad temporal y como problema filosófico, iniciar de esta manera ha sido común en quienes han afrontado esta tarea, como es el caso de Ramos, Gaos, Rovira o León-Portilla, en sus respectivas investigaciones. Para la filosofía virreinal y el trabajo de Beuchot, con un trabajo con pocos antecedentes, la metodología pasa a ser clave como inicio de la discusión. Ahora bien, ¿cuál va a ser esta metodología o estos recursos encaminados a la lectura de la filosofía virreinal? Afirma Beuchot:

Comencemos, pues, con algunas reflexiones sobre la manera de hacer la historia de la filosofía en la época colonial que nos hagan ver la relevancia de dos enfoques emparentados que pueden conjuntarse en esa misma empresa. Tales dos enfoques son la hermenéutica y la pragmática, que son se comienzan a utilizar con éxito en la historiografía general y que pueden aplicarse, a nuestro modo de ver, en el caso de la filosofía, sore todo, por ser el caso que más hemos trabajado y conocemos, aplicaremos estas herramientas al modo de hacer historia de la filosofía en la Colonia (Estudios de historia y de filosofía en el México colonial 11).

Esta cita es ya sintomática, pues, en ella se pone el énfasis en la hermenéutica, aunque junto a la pragmática. Igualmente, aunque no se usa ya el término de analogía, ya se está usando un ejemplo de ella al relacionar por semejanza historiografía y filosofía. Volvamos al punto anterior.

Es importante ver la forma en que Beuchot define a estos dos primeros conceptos. Al primero de ellos, la hermenéutica lo verá como “un arte de la interpretación surgida de la filosofía y la filología” (Estudios de historia y de filosofía en el México colonial 12), partiendo de que esta interpretación se hace sobre textos. Para este momento, el eje hermenéutico, por decirlo de alguna manera, sería el de Paul Ricoeur, al que se refiere directamente el filósofo mexicano. Así, parecería que la hermenéutica de Beuchot parte del filósofo francés, lo cual sería cierto, aunque sólo como recurso, pues, la finalidad de la exposición no es el análisis de la obra del autor de Historia y Verdad sino la exposición de las herramientas para analizar e interpretar el pensamiento novohispano. Esta relación metodológica se ahonda más a partir de Ricoeur, pues se señala que “la hermenéutica tiene como objeto textos que poseen varios sentidos, es decir, multívocos o polisémicos” (Beuchot, Estudios de historia y de filosofía en el México colonial 12).

Ahora, la definición sobre la pragmática es importante para entender el conjunto de la argumentación. De ella se dirá que “se nos presenta también como otra disciplina interpretativa que es una rama de la semiótica que pretende completar los análisis que se hacen al nivel sintáctico y semántico” (Beuchot, Estudios de historia y de filosofía en el México colonial 12).

Se puede considerar así que, a nivel general, las características de estas ramas son las siguientes:

Al respecto de ambas, afirma Beuchot: “Si privilegiamos el lado del intérprete estaremos más en la línea de la hermenéutica, y, si privilegiamos el lado del autor, estaremos más en la línea de la pragmática” (Estudios de historia y de filosofía en el México colonial 15).

Aquí se ha mostrado el papel fundamental que había cobrado la hermenéutica en la reflexión de Beuchot y las posibilidades que, llevadas al extremo, pueden generar problemas serios de interpretación entre el subjetivismo del intérprete y la pretendida objetividad del texto, lo que nos pone a un paso del problema entre el equivocismo –verdad de cualquier interpretación– y el univocismo –unicidad en la interpretación del texto–. La apuesta por una postura cargada hacia una integración de ambas propuestas, con sus rasgos internalista y externalista, se empieza a conformar desde la reflexión metodológica presentada en este primer capítulo, aunque en cierta manera se aprecia más un interés por la hermenéutica, a la que se dedican los análisis más detallados, siendo una errática comprensión del subjetivismo lo que parecía preocupar a Beuchot, aunque desarrollado desde la preocupación concreta sobre qué era la historia de la filosofía. Veamos lo que afirmaba nuestro autor para pasar a la discusión sobre la traducción de textos novohispanos:

En su búsqueda de la comprensión del texto, que es siempre una comprensión situada, la hermenéutica despliega una crítica, y se muestra como una epistemología del texto (no sólo como una lógica o metodología del mismo). En esa perspectiva crítica y epistémica le pide al sujeto ser lo más consciente posible de sus presupuestos culturales e ideológicos (algunas veces avanza hasta lo más subjetivo y pide conciencia de supuestos psicológicos). Sabe que no se va a la lectura libre de supuestos, y se resigna a la mayor puridad entendida como mayor conciencia de los supuestos mismos. Y lo más importante es que aspira a conocer los supuestos del sujeto para salvaguardar lo más alcanzable de la objetividad del texto, vista por contraste con los supuestos que se han detectado (Estudios de historia y de filosofía en el México colonial 13).

La cita anterior muestra la preocupación por mantener la posibilidad de entender los aspectos subjetivos de la interpretación a la par de un mínimo de objetividad necesario en cualquier investigación. El problema lleva también a la traducción, tema tratado en el capítulo “Acerca de la traducción y comprensión de textos filosóficos latinos coloniales”, que revisaremos de manera breve.

Partiendo de la tradición novohispana, resulta natural que uno de los referentes temáticos para Beuchot sea la tradición escolástica, escrita en latín, textos que por cuestión histórica y editorial no se encuentran traducidos en su totalidad –la ausencia de obras completas o traducciones de diversas obras es una carencia importante en nuestros estudios filosóficos–, por lo que su traducción fue una de las labores fundamentales para la historización de la filosofía novohispana. Los retos propios de la traducción y sus requerimientos permiten a Beuchot ver la similitud entre la interpretación filosófica y la traducción. De nuevo, la cuestión del método se muestra claramente como un tema central para proceder a la investigación.

Veremos dos ideas expuestas por Beuchot en esta sección del libro, para cerrar esta sección y proceder a las conclusiones y un balance general. Afirma el autor:

Frecuentemente se señala que para traducir un texto filosófico hay que saber el idioma en que fue escrito y también saber filosofía. Pues bien, una dificultad con los textos filosóficos latinos, además de la que ya tienen por ser filosóficos, es la del propio latín y su engañosa semejanza con el castellano. Esto sucede tanto a nivel léxico como a nivel sintáctico o diasintético. En efecto, uno suele pensar que por ser el latín la lengua madre del castellano tiene muchas semejanzas léxicas y gramaticales con él; pero cuando uno pretende aproximarse lo más posible al latín para conservar su sabor, el castellano de la traducción resulta a veces forzado, a veces incorrecto y a veces hasta ininteligible. Todos recordamos algún caso de éstos.

Por supuesto que el ideal es ceñirse completamente a la literalidad del texto y que además suene a perfecto español; pero esto es un ideal utópico; en la realidad nos topamos con casos en los que se tuene que sacrificar ese ideal de perfecto equilibrio, en favor de uno de sus correlatos (Estudios de historia y de filosofía en el México colonial 21).

La solución a este problema la va a poner en lo que llama la prudencia del traductor. Esto resulta muy importante, pues, como ya se había señalado antes, esta virtud juega un papel clave en la interpretación analógica.

Todo esto muestra una clara secuencia de ideas y discusiones entre Estudios de historia y de filosofía en el México colonial y el Tratado de hermenéutica analógica, ambos publicados con un tiempo corto de distancia, aunque en esta última ya todo se ha desarrollado más, integrándose a las preocupaciones del autor el problema de equivocismo y el subjetivismo extremo, en discusión con la filosofía contemporánea, más en concreto con la que se conoce de manera general como posmoderna.

Resulta interesante que estas discusiones empezaran a cobrar forma en los textos novohispanistas de Beuchot, desde la necesidad de documentar la historia de esta vertiente filosófica. ¿Hay razones filosóficas intrínsecas para ello? Consideramos que sí, pues, en la propia naturaleza de la filosofía novohispana había problemas que requerían ese enfoque prudencial y analógico, primero en quienes desde el siglo xvi se enfrentaron a la construcción de un nuevo orden a partir de la conquista y la llegada de la cultura y política española a América, y después para los estudiosos de esta área, que han tenido que encontrar los recursos conceptuales para explicar una historia filosófica creada en contextos y presupuestos teóricos distintos e incluso en ocasiones, opuestos, con el reto de mostrar la relevancia y alcances actuales de algunas de las discusiones de esa época. Un ejemplo de esto es el enfoque novohispano que el propio Beuchot ha dado a sus estudios sobre la fundamentación filosófica de los derechos humanos, en la que se muestra claramente la importancia de las aportaciones de la Escuela de Salamanca en este tema clave de la filosofía actual.

¿Hasta dónde nos lleva esta temática? La respuesta la tenemos en la reciente obra novohispanista de Beuchot, más en concreto, en el ya mencionado libro Significados del pensamiento novohispano, de publicación reciente. En ella, de manera directa, nuestro autor, desde la fundamentación teórica, establece la relación entre la analogía y la filosofía novohispana; esto es un paso firme y natural de las discusiones que a partir de las obras analizadas se ha desarrollado hondamente.

Veamos un par de ejemplo, con dos sendos autores del siglo xvi, como Bartolomé de las Casas, Vasco de Quiroga y Bernardino de Sahagún.

Sobre Las Casas dirá que:

El concepto de analogía, aprendido del tomismo, resulta de la utilidad de Bartolomé de las Casas para entender, en la medida de lo posible, una cultura totalmente diferente a la suya. La analogía fue el medio por el cual lo otro a los parámetros que conocía y se hacía más comprensible para los españoles (Significados del pensamiento novohispano 17).

Sobre el primer obispo de Michoacán dirá lo siguiente:

Don Vasco supo aprovechar la noción de analogía para tratar de implantar en el Nuevo Mundo ideas del europeo. Así hizo con la Utopía de Tomás Moro, pues se dice que sus hospitales-pueblo eran un análogo de lo que el humanista inglés expuso en su novela. Cabe decir, su idea es análoga en tanto que no quiso trasplantar todo, sino solamente algunos aspectos en los que se ve el empeño de favorecer a los naturales” (Significados del pensamiento novohispano 17-18).

Muy sintomático es el caso de Sahagún, de quien se afirma:

La analogía cobra especial importancia en este último, pues se convierte en la herramienta para entender la cultura indígena. El empeño de conservar todo lo que pudiera de los pueblos originarios viene de una analogía de éstos con lo que él conocía: su propia cultura. De esta forma, pudo buscar las semejanzas y entender las diferencias, a pesar de la incomprensión de los conquistadores (Significados del pensamiento novohispano 18).

Con estas citas de muestra claramente la relación que desde un inicio había entre la analogía y la filosofía novohispana, por lo que creemos que el tipo de reflexión presentada por Beuchot obedece a un proceso lógico originado en sus primeros trabajos de historia de la filosofía virreinal.

Conclusión

Nuestra conclusión es que las obras de Beuchot mencionadas aquí deben ser vistas en conjunto, aunque no necesariamente en orden específico. La parte teórica, que podríamos titular como propedéutica, está en el Tratado de hermenéutica analógica, el antecedente en Ensayos de historia y filosofía en el México colonial y en Historia de la filosofía en el México colonial,5 aunque también son una aplicación de los criterios que luego se harían objeto de análisis filosófico más extenso; por su parte, Significados del pensamiento novohispano es ya un trabajo en el que la hermenéutica analógica es el eje de análisis de Beuchot a modo de reflexión general sobre la filosofía novohispana.

La propuesta de Beuchot puede incluso ser vista, para contemporáneos como Guillermo Hurtado, como la posibilidad para “la creación de una hermenéutica mexicana tomando como punto de partida de la discusión al Tratado de hermenéutica analógica” (Hurtado 48). Esta interpretación nos parece acertada, pero agregaríamos que se trata de una hermenéutica mexicana con raíces en los estudios de historia de la filosofía virreinal.

Los estudios sobre esta corriente son claves para entender a cabalidad el desarrollo del pensamiento filosófico en nuestro país, las aportaciones de Beuchot en esa línea son incuestionables, como hemos querido mostrar, por lo que recomendamos leer esta parte de su obra junto a la propuesta hermenéutica de autor.

Referencias

Beuchot, Mauricio. “Filosofía e historia de la filosofía”, Diánoia, vol. 34, núm. 34, 1988, pp. 206-213.

_____. Estudios de historia y de filosofía en el México colonial. Universidad Nacional Autónoma de México, 1991.

_____. “Los márgenes de la interpretación: hacia un modelo analógico de la hermenéutica”. Diálogos sobre filosofía contemporánea: modernidad, sujeto y hermenéutica, Aguilar Rivero, Mariflor et al, Universidad Nacional Autónoma de México / Asociación Filosófica de México, 1995, pp. 159-176.

_____. Historia de la filosofía en el México colonial. Herder, 1996.

_____. Tratado de hermenéutica analógica, Hacia un nuevo modelo de interpretación. Universidad Nacional Autónoma de México, 2019.

_____. Significados del pensamiento novohispano. NUN, 2020.

_____. “La figura de Juan David García Bacca y su influencia en la filosofía mexicana”. Filosofía Iberoamericana. El caso de México, Robles Luján, Cintia C. y Roberto Casales García (eds.), Aula de Humanidades / Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla, 2021, pp. 51-65.

Hurtado, Guillermo. El búho y la serpiente. Ensayos sobre la filosofía en México en el siglo xx. Universidad Nacional Autónoma de México, 2007.

  1. 1 Beuchot había tratado ya cuestiones sobre hermenéutica, metodología e historia de la filosofía en una ponencia, “Filosofía e historia de la filosofía”, aparecida en 1988.

  2. 2 Un análisis semejante al nuestro es el publicado por Teresa Rodríguez, publicado por la revista Diánoia (vol. 68, núm. 90, pp. 93-109), bajo el título “La recepción del debate sobre reconstrucciones racionales/reconstrucciones contextuales en 1988 y la historiografía filosófica mexicana”, aunque en ella se ve a Beuchot a la par de otros autores y se enfatiza más la veta medievalista del autor. Por ello, este texto puede leerse a la par de nuestra investigación.

  3. 3 El capítulo i, titulado “Constitución y método de la hermenéutica en sí misma”, explica detalles importantes, como la naturaleza de la hermenéutica, objetivo, definición, división y tipos de ella, método, elementos –texto autor, lector–, etc.

  4. 4 El título de la presentación de Beuchot fue “Los márgenes de la interpretación: hacia un modelo analógico de la hermenéutica”, que se publicaría posteriormente en la obra Diálogos sobre filosofía contemporánea: modernidad, sujeto y hermenéutica. Dicho texto aparece posteriormente, con el mismo título, como el capítulo ii en el Tratado de Hermenéutica Analógica. Hay que señalar que, en relación con la edición de 1995, en la edición de 2009 se agregaron algunos párrafos, no obstante, estos cambios no afectan al contenido del texto, sólo lo amplían en algunas secciones. Lo que sí es una diferencia notable es que la edición de 1995 había comentarios breves a la propuesta, expuestos por Mariflor Aguilar, Raúl Alcalá, Samuel Arriarán y Ambrosio Velasco; a su vez, se integraban las réplicas de Beuchot a esos comentarios.

  5. 5 Estas obras pueden ser vistas como un apoyo importante para cursos especializados en filosofía novohispana, tanto por la historización presentada por el autor como por la exposición metodológica. Consideramos que pueden ser vistos como parte de una tradición y línea de investigación que se remonta al trabajo de autores como Emeterio Valverde Téllez, José Gaos, Bernabé Navarro, Gabriel Méndez Plancarte, J. M. Gallegos Rocafull, etc.